noviembre 29, 2004

Despertar...

Girasol MexicanoTe extraño antes de ir a dormir,
duermo y sueño contigo,
despierto sonriendo,
pero de inmediato te extraño...
Si no estoy contigo,
prefiero dormir y soñarte,
mi inconsciente no distingue diferencia
entre realmente estar o soñarme a tu lado...
Soy feliz en un mundo
no de fantasía, sino de sueños,
por eso despierto extrañándote...

noviembre 24, 2004

Delirio onírico

Van Gogh - Nuit etoileeHe dejado mi ventana abierta para que entre la brisa. Ahora sólo queda esperar. Afuera todo está tranquilo, las ramas de los árboles se mantienen estáticas, colgando indiferentes a esta inquietud que no me puedo sacudir de encima. Los animales diurnos ya hace tiempo que duermen arropados por un espectacular manto de estrellas, mientras los gatos realizan su ronda nocturna.

La luna se asoma a medias y riega una claridad que disputa el terreno a las sombras de los árboles. Entre el follaje alcanzo a ver un ejército de luciérnagas levitando sin objetivo aparente, salvo el de adornar la noche con la brillantez intermitente de sus cuerpos.

Estoy solo, inmerso en el atronador silencio de la noche, esperando pacientemente por el menor indicio de movimiento de las palmeras, pero parece que esta noche la espera será larga. Mientras espero, me entretengo observando las sombras móviles de los murciélagos que andan a la caza de algún insecto volador.

De repente un sonido llama mi atención. Contengo la respiración para identificar el origen de ese leve roce que parece flotar en el ambiente. Me parece que... sí, estoy seguro... se trata de un ligero murmullo proveniente de la vegetación. Sin embargo, las ramas de los árboles permanecen inmóviles. Entonces busco a ras del suelo y descubro la causa de mi excitación, una familia de conejos se mueve lentamente entre el pasto crecido. Alcanzo a contar dos adultos y tres crías antes de que el grupo desaparezca detrás de la cortina de pasto.

Decido salir al exterior por la puerta trasera, pero a medio camino cambio de opinión. Esta noche necesito una brisa alta, así que doy vuelta sobre mis pasos y me dirijo hacia las escaleras que conducen a la parte alta de la casa. En el exterior me recibe la frescura del ambiente. No debe tardar, me digo buscando tranquilizarme a mí mismo.

Desde la altura del tercer piso alcanzo a distinguir las montañas que a lo lejos rodean el valle. Definitivamente es una brisa alta la que necesito, si es que espero salvar ese obstáculo. Dirijo mi vista hacia el oriente y mis ojos se inundan con las luces de la ciudad,. Luces para iluminar el camino de los clientes cotidianos de los bares. Luces alejadas de los oscuros lugares que habitualmente visitan los enamorados. Luces que intentan, sin conseguirlo, sustituir al Sol y nos proporcionan un día artificial incrustado en pleno corazón de la noche…

Yo no necesito luces esta noche. Las estrellas serán mi guía…

El tiempo pasa como un suspiro y finalmente veo las ramas de las palmeras oscilar al compás de un incipiente viento nocturno del Oeste. Sin poder explicarlo, me doy cuenta que es viejo conocido mío, pues hemos sido compañeros de muchos viajes sin destino definido. Pero esta noche no vagaremos sin rumbo. Esta noche tengo destino y le quiero pedir un favor.

Me escucha con atención y sonríe asintiendo. Yo abro mis brazos y me lanzo al vacío, pero el viento me recoge suavemente y en lugar de caer me empiezo a elevar. Pronto ganamos altura. El viento es fresco, pues viene de las montañas y a las montañas se dirige. Miro hacia abajo mientras recorremos rápidamente el valle en dirección de la cordillera oriental, y alcanzo a distinguir el oleaje de los cañaverales que oscilan con una cadencia sensual.

El paisaje cambia rápidamente y se torna rocoso. Estamos en terreno montañoso y el viento remonta con fuerza para librar los picos mayores. Desde la altura disfruto de una vista espectacular. Cada detalle de las montañas se me revela familiar, como si las cicatrices del planeta fueran cicatrices de mi propio cuerpo de tan conocidas. El viento me lleva entre cañones y riscos con velocidad de vértigo. Alcanzo a ver en la lejanía una familia de ciervos que al acercarnos se remueve inquieta sin saber la razón. Captan una presencia extraña pero no identifican dónde ni qué. Conforme me alejo regresan a la normalidad y casi sin darme cuenta me sorprendo de ver la primera etapa de mi viaje concluida.

El viento del Oeste me desea buena suerte mientras me deja en manos de la Brisa Marina. Después de un rápido intercambio de saludos, ésta me pide direcciones. Yo señalo hacia la constelación adecuada y la brisa se da vuelta con rapidez, adentrándose en el océano para seguir el rumbo indicado.

Avanzamos rápidamente mientras la brisa me cuenta historias de aves y peces. Es una brisa cálida y me siento reconfortado en su compañía, porque además tiene calidez en su forma de hablar y su voz penetra en mis oídos como un susurro. El paisaje sobre la superficie ahora parece plano, pero me doy cuenta de que es sólo una ilusión, pues alcanzo a distinguir la espuma que brota de las olas.

De repente, unos peces voladores saltan sobre la superficie y se clavan en el agua como saetas. Cómo quisiera unirme a sus juegos bajo la luz de la luna... pero hoy no, otra vez será.

En tiempo de nada, cruzamos el mar. Desde las alturas finalmente distingo mi destino y a una señal mía la brisa me deja ir. Yo planeo suavemente acompañado por aves marinas que me miran con curiosidad y me adentro en tierra firme explorando la ciudad mientras me desplazo rápidamente sobre las construcciones. A pesar de que el panorama no me es familiar, algo desconocido parece estarme guiando, pues en todo momento sé hacia dónde dirigirme.

Esa guía invisible me lleva rápida e inevitablemente hasta tu ventana. Explorando cuidadosamente, descubro una pequeña rendija, tan pequeña que parecería imposible pasar por ahí. Pero sin poder explicar cómo, y sin que me importe explicarlo tampoco, me cuelo por esa rendija hasta el agradable calor de tu habitación. Adentro reina también la oscuridad de la noche, pero tu presencia hace que las sombras le den la espalda a esa pálida y serena claridad que te rodea.

Me acerco lentamente intentando no hacer ruido. No es mi intención despertarte, pero internamente me presientes… sabes que estoy aquí. En silencio aspiro la dulzura de tu aroma y aprecio la sensualidad de los contornos de tu cuerpo. Cuántos misterios hay en ti, misterios que llaman, que llaman a descubrir… pero la llamada no es para mí.

Y sin embargo estoy aquí, y un impulso que no puedo refrenar me hace acercarme a ti. Alcanzo con mi mano hasta que mis dedos rozan la suavidad de tu piel. De repente una descarga eléctrica me recorre el cuerpo entero y un espasmo involuntario me hace despertar. Me incorporo en la oscuridad de mi habitación y por un momento no atino a comprender. Las imágenes se suceden una a una, como una colección de fotografías. Lentamente tomo conciencia de donde estoy y finalmente comprendo…. todo fue un sueño… un sueño muy vívido... casi real... pero sueño al fin.

Medito sobre la experiencia onírica, y con facilidad recupero las sensaciones que experimenté… las imágenes a través de mi ventana, la claridad de la luna, las luciérnagas y las estrellas, los sonidos de la noche, la frescura del viento de la montaña, la calidez de la brisa marina, los contornos de tu cuerpo, la dulzura de tu aroma, la suavidad de tu piel… todo fue un sueño, y los sueños no son reales, a pesar de que algo puedan significar… por eso sé muy dentro de mí que, al acariciar tu piel de ensueño, lo que realmente acariciaba era tu alma… y entonces me siento, de una forma que no puedo explicar, irremediablemente ligado a ti.

noviembre 22, 2004

Recuerdo ancestral

Luis Chaix - Paisaje montañoso con castillo en ruinas y dos figurasNo se qué escribir, las ideas se me escapan. Al final de cuentas no tenía idea de ti. Tu concepto existió en el mismo momento en que te conocí. Yo fui lento en reaccionar, mas no lo fue mi corazón, tampoco lo fue mi alma. Ellos sabían quien era esa muchacha fresca de belleza sencilla. Sabían quién eras aún antes de verte, sabían lo que serías, lo que significarías para mí, lo que ya significabas para mí. Despierta! parecían decir desde el primer momento, ella está ahí, frente tuyo, ¿qué esperas para reaccionar? No quise escuchar. Encerrado en lo más alto de mi torre intenté aislarme de tu cercanía. Pero esa torre me permite una vista sin par. Y ahí estabas siempre, entre todos, entre todas, destacando con tu imagen serena de mujer.

El tiempo pasó y sin que yo me diera cuenta hiciste nido en mi alma. Mi corazón se regocijó por ello, pero me lo ocultó. Tal vez sabía que mi reacción sería de rechazo. La coraza del comportamiento propio puede llegar a cegar. Ciego estaba yo para no ver lo evidente. A escondidas alma y corazón se divertían hablando de ti, al mismo tiempo que me observaban en mi atalaya intelectual, sabiendo que sus cimientos estaban minados, que mi sentimiento de seguridad era efímero. Ellos sabían, pero no dijeron nada, simplemente te guardaron para sí, esperando lo inevitable. La torre no tardaría en derrumbarse...

Bastó que tu presencia diera paso a tu ausencia. El golpe de tu no estar fue como un ariete contra las dolidas estructuras de mi fortaleza. Fortaleza que nada guardaba, que nada protegía, porque estaba vencida y tomada de antemano, conquistada por los ejércitos de tu belleza interior. ¿Cómo poder explicarlo si ni siquiera yo mismo lo entiendo? No tenía una idea clara de ti, tu concepto se me escapaba, pero tu ausencia era tan material como tu presencia anterior. Me descubrí buscándote sin poderte hallar. Me preguntaba a mí mismo por qué razón te buscaba y nunca me pude responder, parecía no haber respuesta. Tampoco llegué a comprender el incipiente dolor que me acompañaba cada ocasión que exploraba los resquicios a mi alrededor y no te encontraba. Nunca pude entender... o tal vez fui un necio que no quiso entender...

Y de pronto regresaste más etérea que nunca, con una presencia distante, pero con tanta fuerza como si estuvieras aquí. No fui capaz de pensar, de analizar o meditar. Eso lo maneja la razón, pero mi reacción fue puro sentimiento, pura sensación. El corazón estaba al mando, al frente de mi alma-nave, viento en popa hacia ti...

Conocerte íntimamente fue un placer. Cada vez que me sumergía en las profundidades de tu alma me embargaba un sentimiento de estar inmerso en lo conocido, en lo cierto, en lo compartido. Parecieras haber estado siempre en mí. No eras alguien nuevo por conocer, sino más bien alguien ancestral por recordar...

Y recordándote me recordé a mí mismo. Recuerdos de ideales de juventud, filosofías de vida olvidadas bajo el peso de lo cotidiano. Y con los recuerdos vino la recuperación de la facultad de asombro, de la capacidad para apreciar una frase salida del corazón, la belleza de una sonrisa, una mirada, unos ojos, unos labios...

Ha sido tan fácil llegarte a querer, que en ocasiones me pregunto si acaso no te he querido por siempre. ¿Pudiera ser que mi existencia sea eterna e infinita? ¿Que mi presencia en este mundo no sea más que una materialización de mi propio ser? ¿De qué otra forma puedo explicar la fuerza de los sentimientos en mi interior? Corazón y alma saben más de lo que me dicen. Se regocijan en mi ignorancia porque saben que no hay marcha atrás, que el cariño inicial que descubrí en mí no era más que el primer recuerdo del infinito amor que eternamente he sentido por ti...

noviembre 19, 2004

Corrido pendenciero - Cuarta y última parte

Sin más preámbulo, la entrega final del corrido del terrible y nunca visto acontecimiento del duelo de miradas, manotazos y aguantadas de resuello de dos valientes borrachos, autoriado por el magistral Pancho Madrigal.

Entre todos los presentes
se cruzaron las apuestas
sabiendo que los valientes
tenían las botas bien puestas.


Pos eso de botas es nomás un decir, porque así dice el dicho popular de la gente, Pero allá a lo más que llegaban era a huarache de orcapoy (?)... eso sí, algunos de doble llanta.

Los dos inflaron el pecho
reventando las camisas
los presentes por derecho
rebuznaban de la risa.

Le hicieron al Cayetano
una señal con las cejas
y aquél con reloj en mano
dijo: Arrancan y hay parejas!


Pos no se pusieron moraos
porque moraos ya eran
más bien se fueron poniendo
pálidos como la cera.

No sé decirles de plano
cuanto tiempo se estuvieron
al reloj de Cayetano
le faltaba el minutero.

Lo cierto es que sin razón
sin motivo y de repente
Rosendo se derrumbó
muy estercolosamente.

Los que le habían apostado
lo fueron a rianimar
nomás con mucho cuidao
que no fuera a resollar.

Unos le echaban alcohol
otros mezcal de la sierra
otros nomás por echar
le echaban puños de tierra.

Cuando voltearon pa' un lado
a onde estaba Cantarino
también lo hayaron tirao
sin resollar el indino.

De pronto el gordo Tomás
les declaró algo muy cierto
déjenlos ya por la paz
los dos hombres ya están muertos.

Gritaban muy enmuinados
los picadores de crestas
si ninguno ha resollao
quién va a cobrar las apuestas?

El que casó las apuestas
fue Don Solovino Argüelles
dice que las va a entregar...
cuando uno de los dos resuelle.

Y así terminó el asunto
los dos valientes rindieron
los declararon difuntos
el mismo día en que murieron.

Ya con esta me despido
señores tengan presente
sólo hay que ser aguerridos
cuando no haiga naide enfrente.


Fin.

noviembre 18, 2004

Corrido pendenciero - Tercera parte

Tercera entrega del corrido del terrible y nunca visto acontecimiento del duelo de miradas, manotazos y aguantadas de resuello de dos valientes borrachos, autoriado por el magistral Pancho Madrigal. Cantarino y Rosendo se enfrentan en un sospechoso duelo de miradas que genera murmullos entre los presentes en el bar La Fuente. Es el primer asalto de este sigular duelo, el cual es ganado por Cantarino gracias a su cara de chiste. Cantarino se burla de Rosendo y lo deja hablando solo... la cosa no se podía quedar así...

Rosendo se levantó, se le acercó por detrás sin hacer ruido, porque cuando él quería era invisible de oir, y al verlo desprevenido de la nuca, le soltó un sopapo que le castó varias liendres. Y por allá fue a dar el sombrero, hasta el mengitorio... como le dicen vulgarmente al miadero.

Cantarino no dijo nada, nomás escupió unas moscas que se andaba tragando por la sospresa. Pero luego encaró a Rosendo y le arrió un soplamocos en pleno guardafango molar, que hasta le saltó dos dientes del piso de arriba.

Rosendo nomás gritó: Viva México, y se fue pa'trás, de puro ridí-culo, cayendo entre unos parroquianos... que nunca iban a la parroquia.

Y ya se iba a levantar pa' seguir el rejuego del tú la traes, cuando grita Cayetano el cantinero: Alto el relajo!, yo le salpico encayecidamente a los peliantes que paren esa pantomina, y mejor espriman sus deficultades de otra manera más oreginaria.

Como de qué o qué?, dijeron ambos dos rijosos. Pos como sea menos a guantones. Eso ya lo hemos visto muchas veces todos los días y ni chiste tiene. No es cierto muchachos? derigiéndose a los demás... y a los de menos. Y la raza enardecida vociferó... hey...

Pos vamos a ver qué se nos ocurre, dijeron los peliantes, y fueron y se sentaron en la mesa de Rosendo y ahí están los dos a trago nutrido. Cada uno a sus de cada uno, muy pensativos de la mollera, a ver que se les ocurría pa' echarse otro entre.

Hasta que Rosendo como iluminado por una luz genital gritó: ya lo tengo!! Pues suéltalo, dijo el otro.

Prepongo si no te espantas
y no te quieres rajar
vamos a ver quién aguanta
más tiempo sin resollar.

Cantarino contestó
me complazo en surrallar
que en eso yo soy campeón
desde que aprendí a nadar.

Ese tiro salió chueco
vamos planiando algo más
La manga de tu chaleco
no te me eches para atrás.

El chaleco no lo traje
porque estaba sin planchar
pero eso que yo me raje
jamásmente lo verás.

Lo que dijites rugites
y no queda más que hablar
si eso es lo que prepusites
hágase tu voluntad.


concluye mañana...

noviembre 17, 2004

Corrido pendenciero - Segunda parte

Esta es la continuación del corrido del terrible y nunca visto acontecimiento del duelo de miradas, manotazos y aguantadas de resuello de dos valientes borrachos, autoriado por el magistral Pancho Madrigal. Cantarino y el Rosendo coinciden en el bar La Fuente y los parroquianos temen las consecuencias de un enfrentamiento. Algunos deciden abandonar el local... aparentemente tenían razón para temer...

En un volteón que dió Ruiz
se quedó viendo a Rosendo
y le gritó ya te ví
vas a ver que me estás viendo.

Cuál no sería su sospresa
que el otro le contestó
levantando la cabeza
lo veo porque uste me vió.

Pelaron chicos ojotes
y se miraron de frente
les temblaban los bigotes
y rechinaban los dientes.

Y así se quedaronmente
sin moverse y sin hablar
como si alguien de repente
gritó engarrótenseme ahí.


Toditos los comensales
al ver la cosa tan seria
se amontonaron pa' ver
el debute de la tragedia.

Cuando llevaban media hora
sin parpadear ni rascarse
les gritaban los maloras
pa' mí que eso ya es romance.

A las cinco menos veinte
seguían con el mismo arrojo
ya les sudaban las frentes
y les lloraban los ojos.

A la hora de estarse viendo
sin despegarse la vista
el que perdió fue Rosendo
porque le ganó la risa.

Se rió en la palma de la mano
y se quedó así nomás
Cantarino muy ufano
se carcajeó para atrás.

Luego dijo muy sonriente
ya no hay ganao de casta
que bién conozco a mi gente
con miedo que tengan basta.

Rosendo, que no cactaba muy bien las indirectas, se tragó su rabia con un buche de mezcal. Luego miró a Cantarino con sangre en el ojo y dijo. Oyes Cantarino, y eso que me dijistes, ¿qué quiere significar?

Que te gané, dijo el otro. Nomás que lo dije con estilo pa' que sientieras más el rigor. O no muchachos? Y voltió a ver a todos los que lo almiran... que son ninguno. Y los otros nomás para echarle más leña al asunto dijeron... hey...

A pos no, dijo Rosendo, eso no se vale, porque tú tienes la fachada más chistosa que yo, por eso me ganó la risa... por eso me ganó la risa. Pero continuemos siguiendo, a ver si es cierto que de veras es verdad que eres tan macho.

Cantarino que ya tenía los ojos como de conejo cuyo de tanto estar aguantando la mirada, mejor lo ingnoró filarmónicamente, y se volteó a la barra pa' seguir concentrado en su chupe, sin sospechar ni un milímetro lo que estaba por suceder.

continuará...

noviembre 15, 2004

Corrido pendenciero - Primera parte

Hoy voy a publicar la primera entrega de un divertido corrido elaborado con un estilo muy particular. El autor es Francisco Madrigal, mejor conocido como Pancho Madrigal. El corrido narra la disputa ocurrida entre dos borrachos con el lenguaje tan particular que utilizamos los mexicanos. Una parte del corrido es narrada sin melodía, ya sea en verso o en prosa (texto naranja), y la otra se canta con la música propia del corrido (texto amarillo). El desenlace del corrido está programado para el viernes, si el trabajo no dice otra cosa, espero que lo disfruten.

Corrido del terrible y nunca visto acontecimiento del duelo de miradas, manotazos y aguantadas de resuello de dos valientes borrachos. (Pancho Madrigal)

Los hechos que se narran en este corrido acontecieron en un remoto pueblo que está situado por allá, donde termina la sierra que le llaman el espinazo del diablo... y como ahí termina el espinazo pues... al pueblo ya me le dan otro nombre más feo. Además porque dicen que allí es el epicentro trepidatorio de no sé qué indecencia volcánica... Total, que ahí ocurrieron los hechos que quedaron asentados en este testicular corrido...

Señores tengan presente
que esto que les digo es cierto
va muriendo mucha gente
que antes nunca se había muerto.

Nada menos por ejemplo
lo que acaba de pasar
pa' que se cuiden les cuento
no por darles a desear.

En la cantina La Fuente
se hallaba Rosendo Larios
con una botella enfrente
jugando a los solitarios.

Era apenas media tarde
La Fuente ya estaba llena
unos que por la calor
otros dizque por las penas.


En eso, entró por la puerta
el tal Cantarino Ruiz,
hombre de mirada alerta,
muy taimao el infeliz.

Se fue directo a la barra
con pasotes huarachudos
empujó al de la guitarra
y se acomodó como pudo.

Ahí clavó la cabeza
como aguantando un rencor
luego pidió una cerveza
de las de más amargor.

Ya se traiban, ya se traiban
Cantarino y el Rosendo
por eso de los que ahí estaban
algunos se fueron yendo.

Dijo Cayetano el Tire
vayan por la autorida
se sienten pasos de tigre
no sé qué pueda pasar.

Cantarino era muy malo
traiba pistola y puñal
para mayor eficacia
de su maldá personal.

Rosendo era muy rascuache
pero educación tenía
si te escupía en el huarache
se aguantaba y no se reía.


continuará...

Le doy la bienvenida a Roque (o Roke, como ahora se hace llamar... jeje) que recién dió de alta su blog monero. Les recomiendo que le hagan una visita de vez en cuando. Me prometió que publicará cosas interesantes. Felicidades Roque.

noviembre 10, 2004

Para vivir...

Gustav Klimt - The kissVivir no es simplemente mantener tus signos vitales activos, o mantener actividad cerebral. Vivir de esa forma es transitar por la vida como si fuera uno un animal.

Vivir a plenitud significa aprovechar cada oportunidad de darse uno mismo, sin reservas. Darse de lleno en todos los ámbitos de la actividad humana.

Y más aún, no se puede vivir a plenitud si no se comparte la vida a través del amor. Buscar compartir cada momento con la persona que es tu complemento es más que una prioridad, es una necesidad de tipo vital.

Sin embargo, vivir de esta manera no es nada sencillo. El problema es fácil de plantear pero de solución muy compleja, porque es difícil identificar a esa persona especial.

Una primera posibilidad es que nos topemos con esa persona que nos complementa como seres humanos en el momento adecuado y en las circunstancias precisas. En esta situación realmente no hay problema. Se puede vivir a plenitud, siempre y cuando se brinde uno sin reservas en los demás aspectos de la vida.

Por otro lado, esa persona pudiera nunca presentarse o pudiera pasar a nuestro lado sin que tuviéramos la oportunidad de conocerla, lo cual de alguna manera nos deja impasibles, porque al no darnos cuenta de ello no generamos un sentimiento de pérdida. En esas condiciones se vive una vida incompleta sin saberlo. Y puede uno brindarse de manera íntegra en los demás aspectos de la vida, pero la falta de ese elemento hará que esa vida sea incompleta y que le falte esa plenitud adicional que brinda la oportunidad de amar.

Lo más difícil es cuando identificamos a esa persona en circunstancias inapropiadas, o en un tiempo no adecuado, o ambas. Y es en esta situación que la vida se torna difícil.

Se torna difícil vivir porque una vez que se identifica a esa persona se toma conciencia de la carencia de un elemento fundamental y cambia la forma de sentir con respecto a uno mismo. Y varias son las certezas que repentinamente se instalan en nuestra convicción.

De repente nos sabemos incompletos. Nos damos cuenta que algo, o más bien alguien, siempre faltó, aún y cuando no fuera evidente. Y ese alguien está ahí, al alcance de nuestra mano y a la vez tan lejos por circunstancias o tiempos. Y podemos deambular el resto de nuestras vidas sintiendo que nos falta un elemento que no puede ser ignorado. Y ese elemento no puede suplirse jamás, porque la persona complemento representa media alma y medio corazón para nosotros, y nosotros somos a la vez media alma y medio corazón para esa persona.

Otro sentimiento generado en estas circunstancias es el de indefinición. De repente la persona que solíamos ser se torna en un ente indefinido, y esa indefinición solo puede ser subsanada con el concurso de la persona amada. Es como si dos personas se convirtieran en una sola y no pudieran ser definidas por separado. Qué significado tendría ser medio ingeniero o medio doctor? Ninguno. De igual forma no se puede ser media persona y es precisamente en eso que nos convertimos cuando se encuentra a la persona complementaria y no se pueden sumar las vidas en una sola.

Son muchas las certezas que se nos montan en las espaldas. Entre ellas el sentimiento de soledad que nos embarga cada vez que la persona que amamos no está con nosotros. Y podemos estar rodeados de gente y el sentimiento de soledad será tan fuerte que difícilmente podremos tolerarlo. Y es que sólo estando juntos somos presencia.

Entre todas esas certezas, lo más difícil es aceptar que ese amor no se pueda realizar. La aceptación equivaldría a aceptar vivir una vida truncada, una vida incompleta. Es casi como suicidarse permaneciendo en vida. Porque no se puede vivir sin la persona amada...

Definitivamente es mal negocio la vida. Te pide pagos por cada error, por cada omisión, por cada decisión apresurada. Y la cuenta más grande por saldar es la aceptación de que no se puede amar a la persona que uno sabe es la indicada. Porque aceptarlo representa vivir en penumbras, significa vivir en soledad. Es un poco como dejar de vivir...

noviembre 08, 2004

Recuerdo nocturno

EPD - Noche en azulEs noche cerrada... es tiempo para relajarse y pensar. La rutina de trabajo cede por fin, como por descuido, un cada vez más escaso momento de reposo. Afuera sopla el viento mientras la claridad de la luna se cuela por entre los resquicios que dejan las sombras. Las ramas de los árboles parecen moverse con voluntad propia al compás de la música nocturna.

Es noche cerrada... es tiempo de las criaturas nocturnas. El canto de grillos y cigarras ahuyenta el silencio y sirve de fondo a los esporádicos llamados de los búhos. Las ardillas chillan desde su madriguera al escuchar los maullidos de los gatos que merodean en búsqueda de alguna criatura extraviada.

Es noche cerrada... los recuerdos se me agolpan intentando mostrarse en el escaso tiempo disponible. Un sentimiento de ansiedad me invade lenta pero inexorablemente. Los ruidos de la noche son incapaces de apagar el palpitar de mi corazón que retumba en el interior de mi cabeza. Noto mi pulso acelerado y una descarga de adrenalina invade mi cuerpo cuando me doy cuenta que estás aquí, a mi lado, como siempre...

Es noche cerrada...

Con el viento nocturno
llega tu recuerdo,
se cuela por mi ventana,
explora la habitación,
choca con las paredes,
me rodea,
me circunda,
me envuelve,
explora mis pulmones,
me oxigena
me llena de ti...

El viento se va
por la ventana,
tal como vino,
ligero,
etéreo,
sin prisas,
se lleva la frescura,
se pierde en la noche,
pero tu recuerdo se queda,
permanece,
se queda conmigo...


noviembre 01, 2004

Quisiera

Quisiera saber como retener el sol, quisiera encontrar la forma de apresar sus rayos en mis manos, quisiera inventar el método para conservar su claridad en mi mirada, quisiera con mis brazos atrapar un manojo de sus rayos para utilizarlos en un día nublado o en una noche sin luna.

Quisiera saber como retener el mar, quisiera encontrar la forma de apresar sus olas en mis manos, quisiera inventar el método para conservar su humedad de sal sobre mi piel, quisiera poder abrazar su inmensidad para usarla como sustituto de tu ausencia.

Quisiera saber como retener el viento, quisiera encontrar la forma de apresar sus corrientes y remolinos en mis manos, quisiera inventar el método para conservar su frescura sobre mi cuerpo, quisiera poder abrazar sus ráfagas más violentas para que me llevaran hasta donde estás tú.

Quisiera saber como retener el tiempo, quisiera encontrar la forma de apresar los segundos en mis manos, quisiera inventar el método para conservar cada instante, quisiera con mis brazos atrapar su flujo imparable para eternizar cada momento que paso a tu lado.

Lo que no quisiera saber es como retener tu imagen, pues ya la tengo grabada en mi mente. Tampoco quiero encontrar la forma de apresar tu ser, pues te prefiero libre. No requiero inventar un método para conservar tu recuerdo, pues cuerpo y alma te tienen presente. Lo que sí quisiera es poder abrazarte...

La fotografía de este post fue tomada de la siguiente liga:
http://myth.com/color/turquoise_g.html