abril 05, 2005

La partida...

Caminaba con lentitud aspirando con fuerza e hinchando el pecho hasta su máxima capacidad. Intentaba capturar el aroma de la noche, almacenarlo en su interior para poder recuperarlo cuando la nostalgia se hiciera presente una vez más. Sabía que pronto dejaría todo eso atrás, las plantas y sus flores no serían más parte de su mundo particular. En las profundidades del espacio vacío no hay aromas ni medio por el cual se transmitan.

Llevaba la mirada fija sobre el sendero, sin poder ver más allá de un punto definido por el alcance de uno de sus pasos... intentaba grabar en su mente el camino, para poder recorrerlo de regreso cuando la soledad fuera demasiado pesada para cargar con ella. De repente se detuvo meditando sobre este punto y llegó a la conclusión de que no necesitaba memorizar el camino, pues justamente la soledad había sido la causa de su decisión de partir. Entonces dirigió su mirada hacia las estrellas. Sabía que después de su partida las formas familiares de sus constelaciones cambiarían constantemente, pero él había llegado a amar esa figuras celestes y quería grabarlas de forma permanente en su mirada.

La luz de las estrellas se le impactó en los ojos, provocando una ligera contracción de sus pupilas. Dejó vagar su mirada por cada rincón de su universo y un estremecimiento lo invadió al darse cuenta que pronto él mismo se encontraría vagando entre las veredas estelares.

No quería volver la mirada hacia atrás, pues sabía que eso haría más difícil la partida. Realmente no tenía razón para quedarse, pero uno llega a acostumbrarse a los sitios y objetos que cotidianamente comparten nuestro espacio. Había muchas cosas que por familiares parecían indispensables, pero él sabía que en el fondo no lo eran. Todo lo que para él había sido importante se había perdido tiempo atrás y por ello no llevaba equipaje.

Aspiró nuevamente, manteniendo su mirada en una de sus amadas constelaciones. Esperó de esa forma unos segundos, hasta que finalmente extendió sus brazos hacia arriba y partió en busca de las estrellas, convirtiéndose en ese mismo acto en uno de esos cuerpos fugaces que cruzan el cielo de vez en vez. Una estela de luz siguió su rastro, dejando una cicatriz en el firmamento...
Noctámbulo