diciembre 09, 2004

Constelaciones

Vía Láctea

Estoy en el estado primigenio, aquel en el que la ausencia de todo es absoluta. Me encuentro rodeado por la nada. No en un espacio vacío o inmerso en la oscuridad, porque no existe un espacio que pueda estar desprovisto de objetos o una luz que con su ausencia genere las sombras. Es el origen de los tiempos y el universo, en el que nada tiene sentido, excepto la intuición de que no estoy solo, de que alguien comparte conmigo el momento de mi creación.

El proceso se inicia con una explosión de dimensiones catastróficas que da origen a la luz y el espacio de manera simultánea. Después de su no existencia, la luz podría considerarse cegadora si existiera algún ser que tuviera ojos para captarla. Por su parte, el espacio se inicia en expansión, dando lugar a un sitio en crecimiento en el cual se propaga la luz.

Es el inicio del Universo tal como lo conocemos... o más bien, como creemos conocerlo.

Algunas cosas se suceden apenas iniciada la expansión. Conforme crecen las dimensiones de ese universo, la temperatura baja hasta que se forman las partículas que conforman lo que hoy conocemos como materia. Y mientras que el espacio crece y la temperatura disminuye, se disipa la luz y se forman los primeros átomos y moléculas.

Transcurre el tiempo y las moléculas de hidrógeno, el elemento más sencillo, comienzan a reunirse en nubes de gas que se colapsan sobre sí mismas por la acción gravitatoria. Pero al acercarse unas a otras, las moléculas chocan entre sí y la temperatura local se incrementa, hasta que alcanza el nivel necesario para desarrollar una reacción termonuclear... ha nacido la primera estrella del universo.

Uno tras otro, se encienden los astros y el universo se llena nuevamente de luz. Las estrellas se reúnen para formar constelaciones, y éstas a su vez dan origen a gigantescos grupos conocidos como galaxias.

Mientras tanto, me siento perdido en un lugar que hasta hace poco no existía y que ahora me rodea sustituyendo a la nada original. Busco a mi alrededor un punto de referencia, algo que me permita orientarme en este universo cambiante, pero no puedo encontrarlo. ¿Dónde quedó la nada después de este cataclismo de escala cósmica? Sin respuesta a mi alcance, no puedo dejar de notar que la presencia que sentía originalmente a mi lado ha desaparecido y, sin entender la razón, me siento solo.

Me monto en un rayo de luz y recorro el espacio cercano en busca de ese alguien que perdí y que de repente me hace sentir vacío. En las cercanías percibo la presencia de otros entes con características similares, pero no puedo identificar al que fue uno conmigo en el momento de mi creación... de nuestra creación.

Me siento partido en dos sin que sepa que hacer, y desesperado entro en un agujero de gusano trasladándome entre las diferentes dimensiones del universo, hasta que finalmente me detengo a descansar en un pequeño mundo que orbita tercero alrededor de una estrella solitaria...

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Detengo el auto y bajo el cristal de la ventanilla para aspirar el aire fresco del atardecer. El aire se introduce profundamente en mis pulmones generando una sensación de mareo que me hace sentir eufórico. Es un aire que huele a humedad y que trae consigo la esencia de los árboles en el verano tardío. Gotas de lluvia se precipitan desde las alturas formando una cortina de bruma en la lejanía, la cual descompone la luz vespertina formando un espectacular arco iris en el otro extremo del firmamento.

El fenómeno actúa como detonador para tu recuerdo, y te haces presente a mi alrededor, deslizándote sobre las corrientes de aire que mueven la vegetación circundante. Un sentimiento de bienestar se apodera de mí y cambio mi posición en el asiento del auto para estar más cómodo y disfrutar plenamente de tu presencia. Las tensiones de la jornada parecen disiparse y el paisaje a mi alrededor se diluye al mismo tiempo que la luz del sol poniente.

Mientras el mundo a mi alrededor se desliza entre la penumbra que antecede a la noche, siento una vez más la inexplicable certeza de haberte conocido desde siempre. Internamente me siento fatigado pero feliz, y el cansancio me hace entrar en los terrenos de la ensoñación, llevándome hasta un estado primigenio, aquel en el que la ausencia de todo es absoluta. Me encuentro rodeado por la nada. No en un espacio vacío o inmerso en la oscuridad, porque no existe un espacio que pueda estar desprovisto de objetos o una luz que con su ausencia genere las sombras. Es el origen de los tiempos y el universo, en el que nada tiene sentido, excepto la intuición de que no estoy solo, de que alguien comparte conmigo el momento de mi creación... y ese alguien, ahora lo sé, eres tú.

El ruido de los pájaros que llegan a pasar la noche en la arboleda cercana me regresa a la realidad. Ya es de noche y el arco iris ha desaparecido del firmamento, cediendo su lugar a una noche llena de estrellas. De alguna forma entiendo que esas estrellas no son del todo desconocidas, pues las he recorrido todas mientras te buscaba en la inmensidad del universo. Pero ahora sé que estás aquí, a mi lado y no, pero en mí. Aspiro el aire de la noche y nuevamente me lleno de euforia, porque entiendo que esa búsqueda ancestral ha llegado a su fin. He recorrido constelaciones y galaxias hasta este punto en el espacio y el tiempo en el cual hemos coincidido, y por ello me siento feliz.

Embargado por la euforia me cuelgo de una ráfaga de viento e inicio mi jornada nocturna hacia ese lugar de sueños en el que nos encontramos cada noche. Sé que me estarás esperando como lo has hecho desde el inicio del tiempo. Me acercaré a ti en silencio para hacerte una caricia y, observando mi imagen reflejada en tus ojos, te abrazaré tiernamente mientras me pierdo en las constelaciones de tu piel...

8 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Queridísimo Noctámbulo,
Un texto hermosísimo y lleno de inteligencia. Ese paralelismo entre la creación del universo conocido y la creación de uno mismo, esa explosión de la que nacen estrellas, como nacen sentimientos de cada ser me ha llegado muy adentro.
El ser humano debería crearse y re-crearse continuamente, como lo hace el propio universo, y si en esa creación uno no está solo como tampoco lo está el universo con sus constelaciones y sus veredas estelares, entonces esa creación se convierte ya casi en un milagro.
A veces también resulta maravilloso perderse en algún pliegue del tiempo y acompañar el rastro de alguna estrella fugaz. Si además todo eso lo ves en el reflejo de otros ojos amados, vuelve a ser casi un milagro.
Gracias por estas constelaciones.
Un beso con rastro de estrella fugaz,
Iris
http://ladamadelarco.typepad.com/la_dama_del_arco/

1:02 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Queridísima Iris, encantado de que te haya parecido hermoso. Lo de lleno de inteligencia... bueeeno... :-)
Dejando la broma a un lado, en ocasiones me parece como si entraras a mi mente para descrubrir el origen de lo que escribo, porque tus comentarios son siempre muy acertados. Bueno, pensándolo con calma, es eso o que simplemente soy muy obvio, ¿verdad? :-) No sé que más decir... salvo que te envío un abrazo muy fuerte y un beso... bueno, mejor muchos besos.

6:46 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Agua querida, juro que tenía las mejores intenciones de dejar los sueños a un lado, es más, ni siquiera pensaba publicar sino hasta el proximo lunes, pero de repente me llego una idea, de esa idea nació una frase, de la frase se desprendieron párrafos y terminé con este escrito en las manos. Como el proceso fue muy espontáneo, quise compartirlo con ustedes, aún y cuando hubiera más sueños y ventiscas.

No te he visitado en este día, pues el trabajo me ha mantenido ocupado, pero prometo hacerlo el lunes. Me encanta leerte, ya lo sabes. Un beso.

6:54 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Hola Magda querida, encantado de tenerte por aquí. Me imagino que entre todas esas estrella puedes encontrar casi cualquier cosa (tu sonrisa picarona me lo confirma...) y la verdad es que has despertado mi curiosidad. No seas mala conmigo... ¿¿¿qué descubriste??? Te prometo que no se lo cuento a nadie :-)

Un abrazo y muchos besos, querida amiga.

6:59 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Me gusta esta versión poética de la media naranja...
Ha de ser hermoso descubrir en el arcoiris aquella partícula gemela que compartió nuestra aparición en el universo...Muy bello, sí.
Un abrazo. Muralla

4:32 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

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3:03 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Muralla querida.

Tienes razón, es muy bello encontrar esa partícula gemela en el arcoiris... y en una flor... y en puesta de sol... y en una estrella... y en el canto de los pájaros... y en el soplo del viento... porque cuando te encuentras con ella captas su presencia en todo lo que te rodea.

Un abrazo y muchos besos.

3:04 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Querida Unicorn, agradezco tus bellas palabras de todo corazón. Cada texto es parte de una misma historia. Me alegra que te agraden.

Gracias a ti. Un beso y un fuerte abrazo.

4:46 p.m.  

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