enero 10, 2005

Encuentro

EPD - Cueva de encuentros

Entornando los ojos para protegerme de la luz, te observo dar los últimos pasos antes de alcanzar fatigosamente el punto más alto de la pequeña elevación. Aún no puedo acercarme a ti, pues el sol no se ha marchado por completo... pero internamente sé que se acerca el instante de partir a tu encuentro.

Diriges la mirada hacia el horizonte a la espera del último respiro del sol crepuscular y aguardas expectante unos minutos, hasta que finalmente el astro desaparece lanzando el último suspiro luminoso del día. Con un ágil movimiento de tu cuerpo lanzas una red de sombras y lo capturas en la imaginación. Manipulas la red con naturalidad y formas una bolsa que cuelgas de tu cintura. Ahora estás lista para la jornada nocturna, pero antes de partir te tiendes unos momentos sobre la hierba para descansar. La jornada ha sido dura y es conveniente tomar un respiro.

Acechando entre las sombras te lanzo un susurro de criaturas nocturnas y la somnolencia invade tu mente, haciendo que caigas en un estado de sueño profundo. Ha llegado el momento, ya estás aquí... en silencio me aproximo hasta el sitio en el que descansas, y tu respiración, antes tranquila y acompasada, se torna inquieta... me presientes... observo tu rostro por unos instantes y me sumerjo en tu sueño... voy a tu encuentro...

Mi cuerpo y mi alma han sucumbido a la noche, me digo a mí misma mientras noto que la música de la naturaleza ya no proviene del roce del viento con la hierba, sino que ahora está compuesta por el murmullo de las olas rompiendo contra los acantilados. La cama de hierba fresca y olorosa ha desaparecido también, y en su lugar me encuentro en un lecho de arena tibia. Me incorporo lentamente mientras observo el paisaje marino. El cansancio ha desaparecido y me doy cuenta que la jornada ha llegado a su fin.

Me acerco a la playa dejando que el agua tibia del mar moje mis pies. Las formaciones de roca se levantan a mi alrededor entrelazando pasadizos en una red de corredores con lecho de arena. En el cielo brillan las estrellas y el viento genera una música suave cuando se cuela entre las grietas formadas por la erosión. Me encuentro en un lugar espectacular y de naturaleza casi mística y no podía ser diferente... mi viaje ha llegado a su fin... me encuentro en el reino de la noche.

Camino explorando las galerías de piedra y de repente una cueva me muestra su entrada. La abertura en la roca se encuentra iluminada por la luz de la luna, pero del interior se desprende la sensación de una oscuridad casi sólida. Me acerco lentamente para observar en su interior, pero la oscuridad es total. Pareciera como si una barrera evitara la entrada de los rayos provenientes de la luna más allá del dintel de roca. Es algo incomprensible, pero internamente sé que tengo que entrar a esa cueva... me estás llamando... ya estás aquí...

Desde el interior de mi morada, te observo mientras te acercas pateando juguetonamente el agua poco profunda de la playa. No pareces sorprendida cuando te topas con la entrada de la cueva. Tratas de adivinar el interior, pero en mis dominios reina la oscuridad. Te acercas lentamente echando mano a la bolsa que contiene el último suspiro del sol crepuscular y vacías su contenido dentro de la cueva. Una tenue claridad se extiende por cada rincón de mi morada y me acerco para darte la bienvenida. Extiendes tus brazos ofreciéndote a mí y te sonrío mientras correspondo a tu abrazo y disfruto de la suave sensación de tu piel en contacto con la mía...

Retiro la red de sombras de mi cintura y vierto su contenido en la cueva. Espero un momento mientras mis ojos se acostumbran a la nueva claridad y te veo por fin surgir desde las profundidades de tu morada de sombras. Una sombra eres tú mismo al principio, pero los detalles no tardan en aparecer y te manifiestas ante mí. Te extiendo los brazos al mismo tiempo que me adentro en la cueva. Llega entonces tu sonrisa envuelta en caricias amantes; miro tus ojos y en ellos veo el reflejo de mis labios sedientos...

El calor de tu cuerpo en contacto con el mío genera oleadas de placer que me recorren palmo a palmo. Reconozco en tu piel las veredas estelares por las que he viajado en cada jornada realizada para ir a tu encuentro y sin poder aguardar un instante más, beso tus labios suavemente...

Se acerca tu boca y bebo de ella mientras tus manos recorren las veredas estelares de mi cuerpo. Es un recorrido lento y suave, te detienes en un recodo del camino, sonríes y tomas mi mano...

Mis manos te recorren tocando apenas tu piel. El tiempo parece haberse detenido, el sonido de las olas se hace más lejano y la música del viento desaparece mientras tu cuerpo se convierte en lo único con sentido para mí. Con un poco de impaciencia, me separo de tus labios para mirarme nuevamente en tus ojos, y sonriendo te ofrezco mi mano para conducirte al interior de mi morada...

Huimos juntos por esa grieta del tiempo, se ha detenido el aire, contempla celosa la noche anhelante nuestras sombras amantes...

Nos abrazamos nuevamente y en ese abrazo nos perdemos en la inmensidad de nuestros cuerpos que se funden. Con los labios por delante recorremos ese cuerpo que se acaba de reencontrar hasta que, sin darme cuenta, me pierdo en la profundidad de tu ser...

Somos uno en ese abrazo infinito compartido desde más allá del tiempo, somos uno en esa sonrisa que ilumina la distancia y que nos muestra el camino, somos uno en esa caricia interminable que nos habita, somos uno en ese relámpago que precede al trueno...

Somos uno desde los orígenes del tiempo, somos uno cuando nuestras miradas abren las ventanas del alma, somos uno cuando se unen nuestros labios anhelantes, somos uno cuando mis olas revientan en tu arrecife, somos uno en la explosión de nuestros cuerpos delirantes...

Nos miramos, nuestros ojos de noche reflejan estrellas fugaces; sonreímos, nuestros labios exhaustos ensayan un último beso; es la hora, susurra la noche extasiada...

Te acompaño al exterior lamentando la corta duración del encuentro. Camino a tu lado para llevarte de regreso a tu mundo de luz y color. La pirotecnia se ha extinguido, pero no el deseo ni el amor...

De la mano de nuevo emprendemos viaje, no sin antes entregarle a la luna un último abrazo cómplice, y seguimos juntos, camino del alba...

Como siempre en cada encuentro...

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Noctámbulo querido,
Un precioso texto, por lo que cuentas y por cómo lo cuentas. Me ha encantado la idea de narrarlo desde la perspectiva de los dos protagonistas, no debe ser nada fácil hacerlo de este modo.
Por cierto, el cuadro me gusta también muchísimo y parece pintado justo para este texto o quizás sea el texto la ilustración del cuadro. Un perfecto complemento en cualquier caso.
Besos nocturnos.
Iris
http://ladamadelarco.typepad.com/la_dama_del_arco/

5:24 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Querida Iris, un encuentro que se narre desde un sólo lado es un relato incompleto. Esa fue la idea que motivó el tipo de redacción utilizado y tienes razón al decir que es difícil, porque de repente ya no sabes cual de los dos está diciendo qué. Es como si en verdad los dos personajes se hubieran fusionado y no existiera diferencia entre los dos, como si las ideas aparecieran sin importar en cual de los dos surgieran, porque los sentimientos se dan de forma simultánea. Tu apreciación es correcta, el cuadro y el texto están íntimamente ligados, pero ni el cuadro fue pintado para el texto, ni el texto es la ilustración del cuadro, sino que ambos son parte esencial de lo mismo, como los personajes en el momento de su encuentro.

Millones de besos para ti.

6:25 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Muchísimas gracias Agua querida, tus palabras son alimento para el alma y te las agradezco de corazón. Debo decir que yo sentí lo mismo al leerlo completo por primera vez: emoción desde y hasta adentro.

Besos mil y un abrazo afectuoso.

6:29 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Hola Rosa, encantado de tener tu visita. A mí también me pareció curioso que se publicaran los dos el mismo día y que justo yo pasara por ambos sitios para darme cuenta.

Te agradezco tus amables palabras y considérate siempre bienvenida en este espacio estrellado. Un abrazo.

4:28 p.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Carmiña querida, nunca he visitado las playas del Cantábrico, pero las imágenes que pasaban por mi mente están representadas en mi texto. Busqué algunos sitios en internet para ver fotografías de la playa de las Catedrales y debo aceptar que la pintura resembla el paisaje de esa zona, pero el texto lo hace aún más. Será que ya pasé por ahí en alguna otra vida...

Un placer tenerte por aquí. Un abrazo fuerte y besos.

4:37 p.m.  

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