octubre 25, 2004

El ánima de Sayula - Primera Parte

El ánima de SayulaBueno, hoy el ánimo no anda como para ponerme a escribir, así que voy a compartir con ustedes una joya de la picaresca popular, procedente de la Provincia de Avalos. Se trata de El Anima de Sayula. A pesar de lo que pueda parecer y a pesar de lo que muchos piensan, el ánima de Sayula no es ningún fantasma o alma en pena, sino un divertido relato en verso, cuyo autor es probablemente el michoacano Teófilo Pedroza. Como los versos son largos, los presentaré en varias entregas a lo largo de esta semana. Espero que les guste.

En un caserón ruinoso
De Sayula en el lugar,
Vive Apolonio Aguilar
Trapero de profesión.

Hace tiempo que padece
Hambre voraz y canina
Y por eso está que trina
Contra su suerte fatal.

No es borracho, ni juega
Solo comer es su vicio
Pero anda mal del oficio
Ni para comer le da.

Cuatro tablas, dos petates
Un bacín roto de barro;
Cuatro cazuelas y un jarro
Son de su casa el ajuar.

Su mujer y sus hijuelos
Macilentos y hambriados
Con semblantes extraviados
Piden pan con triste voz

Pan allí ni por asomo;
Hambre sí, disgustos mil
En aquel chiribitil,
A pasto y a discreción.

Llanto solo de miseria
Que goteando noche y día
Apagó dejando fría
La ceniza del hogar.

Por eso el trapero esconde
Entre sus manos la cara;
Maldice su suerte avara
Que le causa aquel dolor.

Y fijando en su consorte
Su penetrante mirada
Con voz grave y levantada
De esta manera le habló:

"Es preciso que ya cese
Esta situación terrible;
Vivir así no es posible,
Harto estoy de padecer.

Me ocurre feliz idea,
Que desde luego te explico;
Esta noche me hago rico
O perezco en la función.

Escucha y no me repliques
Mi suerte está decidida.
El porvenir de mi vida
Depende de esta ocasión.

continuará...

5 Comments:

Blogger Noctámbulo said...

Magda preciosa, un gusto mayúsculo tenerte por aquí. Yo provengo de Sayula. Aunque actualmente está bastante desarrollado y con todos los servicios urbanos que habría que esperar en cualquier ciudad, recuerdo que cuando niño todavía tenía ese aire de pueblo de espantos, sobre todo porque las pláticas de los abuelos se centraban en todas multitud de leyendas de muertos y aparecidos (a propósito de la época...). Muchas de esas aún son contadas por mis padres en noches sin luna... Buuuu... Un abrazo animoso... :-)

5:33 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Eduardo: También yo crecí entre historias de "meigas y trasgos", y pasé un miedo atroz...así que me encanta esta leyenda y la espero...como espero que te animes...
Un abrazo.Muralla

9:14 a.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Hola Murallita, mi casa se viste de gala con tu visita... Recuerdo que mi papá nos contaba que de joven estuvo platicando con un señor que entró en la habitación en la que estaba y caminó frente a él hasta llegar a la pared opuesta, por donde... desapareció!! Me parece que la falta de luz eléctrica fomentaba ese tipo de historias. Bueno, eso decimos ahora... Buuuuu... Gracias por tus buenos deseos. Por mi parte te deseo lo mejor. Un beso grandote.

9:41 a.m.  
Blogger Unknown said...

Porlo que veo todo tenemos una historia de espantos que contar, una leyenda, el miedo envolvienso nuestros sueños infantiles...y yo no soy la excepción... gracias Noctu amigo por traernos este poema entre epistolar y campirano.. ¡Muy interesante!

Abrazo de medio día...

Pieladentro

11:52 a.m.  
Blogger Noctámbulo said...

Hola Pieladentro, bienvenida a la hora de los espantos... la historia es muy interesante y es parte inseparable del folklore de la ciudad (aunque para mí sigue siendo ese pueblito oscuro y lleno de sombras de la infancia...). Agarra tu osito de peluche favorito y espera por el desarrollo y la conclusión de esta espeluznante pero divertida historia. Un beso.

12:17 p.m.  

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